lunes, 21 de enero de 2013

Richmond, Londres, abril 2012


          En abril del 2012 estuvimos en casa de unos amigos en Richmond, Londres. Pasamos unos días estupendos en su compañía, como siempre que hemos estado juntos, disfrutando antes en parejas, y ahora con los niños. En uno de los preciosos paseos que se pueden dar en Richmond a orillas del Támesis, me encontré con este palacio en medio del verde inglés. Solo allí la hierba tiene este color.
              Fotografía digital.


sábado, 12 de enero de 2013

Guggenheim Bilbao. Abril 2003


         En el año 2003 fuimos por primera vez juntos a Bilbao. El espectacular edificio del Museo Guggenheim nos hacía perdernos por sus espacios. Lo disfrutamos juntos, pero como nos ocurre habitualmente cuando hacemos este tipo de visitas a museos o exposiciones, vamos cada uno a nuestro ritmo. En un momento dado, miré a mi izquierda y vi a Carmen asomada a una terraza interior desde donde se observa el edificio principal. La imagen de esa pequeña figura negra sobre el amplio espacio en blanco, las sombras y los volúmenes me llevaron directo al disparador. 
        Todavía no había fotografía digital ni pantallas traseras en las cámaras que te dieran el resultado inmediato de tu "intención creativa" y recuerdo que siempre había una o dos fotos por carrete,  que esperabas con ansiedad en el revelado. Esta fue una de ellas, y el resultado, me encantó.
             Diapositiva digitalizada.

lunes, 7 de enero de 2013

Volcán Arenal. Costa Rica. Verano 2006


          En este día de mucho frío, en el final de las Navidades, vuelvo a al verano...al centro de Costa Rica. Parque del Volcán Arenal. 
          En aquel viaje por Nicaragua y Costa Rica en julio y agosto del año 2006 dormimos en todo tipo de "establecimientos"... Este hotel, fue sin duda, uno de los mejores del viaje, con el Volcán Arenal a pocos kilómetros de la terraza de nuestra habitación.  El Volcán está en activo y constantemente se pueden observar nubes de ceniza y ríos de lava al rojo vivo, con un estruendo continuo,  lejano pero intenso. Pudimos ver y sentir todo esto desde las tumbonas y la piscina que veis, delante de nuestra terraza.
          Recuerdo que nos acostamos tarde y nos levantamos muy pronto para poder aprovechar la oscuridad y disfrutar de este espectáculo único de explosiones rojas. Sin duda, no había un lugar mejor en el mundo para pasar aquella noche de verano.
          Fotografía digital.