domingo, 20 de mayo de 2012

Pirámide de Kefren. Abril 2006



         
           Uno de los libros que más me gustaba leer y mirar cuando era niño era uno que se llamaba “Maravillas del Mundo”. Recuerdo perfectamente el mueble del salón donde estaba en casa de mis padres y la cantidad de tardes que lo sacaba y miraba todos esos fantásticos lugares que iba a visitar cuando me hiciera mayor.  
          He viajado todo lo que  he podido  y   he tenido la oportunidad de estar en algunos de esos lugares que salían en aquel libro, pero si ha habido uno que me ha impresionado de un modo totalmente particular, son las Pirámides de Egipto. Da igual todo lo que has podido leer, todas las fotos que has visto, reportajes en televisión, etc. Cuando estás delante de ellas,  la sensación que te provocan es mágica. Te enfrentas a algo que tu razón no puede comprender. No entiendes cómo es posible que el hombre haya podido levantar hace 4500 años esas gigantescas estructuras, perfectas en medidas y proporciones, con innumerables relaciones matemáticas imposibles de entender en esa época.
          En la foto la Pirámide de Kefren, desde una de las aristas de la Pirámide de Keops.
          Fotografía digital.

1 comentario:

  1. Sí, desde luego, plantarse finalmente en aquella explanada y contemplar por ti mismo lo que tantas veces has visto en pequeño, es algo realmente emocionante. Te dejo el enlace de la entrada que dediqué a esa sensación. Creo que ya la conoces pero creo que ahora te gustará repasarla y a tus seguidores puede que también (Mas visitas, ja, ja...)

    http://blogliterarioyfotografico.blogspot.com.es/2011/02/piramides.html

    Por cierto, también había un libro al lado que era el de "Maravillosa España"

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