viernes, 16 de marzo de 2012

Bruselas. Noviembre 2002


          Una buena amiga, que ha viajado por todo el mundo, nos había dicho que en Bruselas te podías encontrar con las tiendas más extrañas, con los artículos más caros, y en muchas ocasiones los más absurdos que ella había visto. Su teoría era que esa ciudad tiene una población de políticos y altos funcionarios con muy buenos sueldos que se podían permitir comprar todo tipo de excentricidades. Caminando por sus calles comerciales,  me iba fijando en los escaparates de este tipo de tiendas, y  efectivamente algunas de ellas,  eran un espectáculo. Me gustó especialmente esta orquesta que parece sacada del Nueva Orleans de los años 30, con un joven Louis Armstrong sonriente en el centro de la escena. 
          Diapositiva digitalizada.


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